Biografía - Besos tejidos

Luisa Sargentini nació el 30 de octubre de 1877 en Perugia, hija de Pasquale, pescadero, y de Maria, ama de casa. Se casó con Annibale Spagnoli cuando tenía poco más de 21 años y, junto con su marido, se hizo cargo de una tienda de ultramarinos, donde empezaron a producir almendras garrapiñadas. En 1907, la familia Spagnoli, junto con Francesco Buitoni, abrió una pequeña empresa con unos 15 empleados en el centro de Perugia.ciudad histórica de Umbría: es Perugina.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, la fábrica estaba gestionada únicamente por Luisa y sus hijos, Aldo y Mario; cuando terminó el conflicto, Perugina tenía más de cien empleados y era una fábrica de éxito.

Debido a fricciones internas, Annibale abandonó la empresa en 1923: fue durante este periodo cuando Luisa inició una relación amorosa con Giovanni, hijo de su socio Francesco Buitoni, catorce años menor que ella. El vínculo entre ambos se desarrolló de forma profunda pero extremadamente cortés: existen pocos testimonios al respecto, entre otras cosas porque los dos nunca vivieron juntos.

Luisa, que entretanto se había convertido en miembro del consejo de administración de la empresa, se dedicó a la concepción y puesta en marcha de equipamientos sociales destinados a mejorar la calidad de vida de los empleados; así, poco después de fundar la escuela infantil de la fábrica de Fontivegge (una fábrica considerada la más avanzada del sector de la confitería en todo el continente europeo), creó el "BacioPerugina", el chocolate destinado a pasar a la historia.

La idea surgió de la intención de mezclar los restos de avellana de la elaboración de los bombones con otro chocolate: el resultado es un nuevo chocolate de conformación un tanto extraña, con una avellana entera en el centro. El nombre inicial es "Cazzotto", porque el chocolate trae a la mente la imagen de un puño cerrado, pero Luisa es persuadida por una amiga para cambiar esedenominación, demasiado agresivo: mucho mejor intentar ganarse a los clientes con un "Beso".

Entretanto, Luisa se dedicó también a la cría de aves de corral y conejos de angora, actividad que comenzó a finales de la Primera Guerra Mundial: los conejos se peinaban, no se esquilaban y mucho menos se mataban, con el fin de obtener lana de angora para hilados. Y así, en poco tiempo, Angora Spagnoli, situada en el suburbio de Santa Lucía, vio la luz, donde se crearon prendas de moda,El éxito no se hizo esperar (gracias también a un reportaje en la Feria de Milán), por lo que los esfuerzos se intensificaron: hasta ocho mil criadores enviaron por correo a Perugia el pelo obtenido de unos 250.000 conejos, para que pudiera ser procesado y utilizado.

Luisa murió a la edad de 58 años, el 21 de septiembre de 1935, a causa de un tumor de garganta que hizo que se trasladara a París para intentar recibir el mejor tratamiento posible.

Los años cuarenta traerían muchas satisfacciones a los Spagnoli, así como a sus empleados, que podían contar incluso con una piscina en la fábrica de Santa Lucía y valiosos regalos para las fiestas navideñas, además de fiestas, adosados, partidos de fútbol, bailes y guarderías para sus hijos... Pero Luisa nunca llegaría a ver todo esto.

La empresa creada por Luisa se convertiría, tras la muerte de la fundadora, en una actividad industrial por derecho propio, e iría acompañada de la creación de la "Ciudad Angora", una fábrica en torno a la cual se construiría una comunidad autosuficiente, y del parque infantil "Ciudad Domingo", originalmente llamado "Spagnolia".